INTRODUCCIÓN: El sueño es un estado fisiológico activo cuya ausencia o alteración produce efectos adversos negativos. Durante la infancia el sueño y su calidad cobran aún más importancia, existiendo una clara relación entre los problemas nocturnos y las alteraciones diurnas del comportamiento, siendo causal de problemas conductuales, sociales y del aprendizaje.
Se estima que hasta un 30% de los niños padecen alguna alteración relacionada con el sueño a lo largo de la infancia. A nivel nacional existe escasa literatura al respecto.
OBJETIVOS: 1.- Determinar la frecuencia de trastornos del sueño y hábitos de higiene del sueño en una población infantil nacional. 2.- Conocer la importancia percibida por los cuidadores de niños de los trastornos del sueño.
PACIENTES Y MÉTODO: Se realizó un estudio descriptivo transversal por medio de una encuesta sobre el dormir de los niños, a 100 cuidadores de pacientes pediátricos asistentes al Consultorio Symon Ojeda, ubicado en el sector norte de Santiago. Se efectuó un análisis estadístico descriptivo de frecuencia relativa expresado en porcentajes.
RESULTADOS: La edad promedio fue de 6 años(R:1-13). 54 % eran mujeres. El 79% eran niños sanos.
Dormían un promedio de 9,6 horas durante la noche (R:7,5-12) Un 17% (16/96) de los entrevistados se quejaron de somnolencia diurna. El 88% presentaba al menos una parasomnia. Siendo el 71% somnoliquia, 62% pesadillas, 33% bruxismo, 28% roncadores, 17% terrores nocturnos y un 1% sonambulismo. De los 76 pacientes mayores de 5 años, el 11% presentaban enuresis. El 58% (56/96) necesitaba de algún ritual para dormir. En el 46%, existía contaminación ambiental durante la noche principalmente ruidos y luces.
75% de los niños consumía bebidas estimulantes. En el 83% existía cohabitacion y un 25 colechio. 79% de los padres no creía que era importante el problema.
CONCLUSIÓN: Los trastornos del sueño pediátrico son una patología frecuente, subdiagnósticado, con repercusiones tanto personales como familiares. La prevención mediante la educación y adquisición de hábitos favorecedores de un buen dormir deben ser una prioridad para el equipo de salud de atención primaria. En nuestro país existe escasa literatura al respecto. |