INTRODUCCIÓN: En la
actualidad los trastornos de la conducta alimentaria
(TCA) han aumentado su prevalencia desde las
últimas tres décadas. En la edad
escolar los problemas por la diferenciación
de género y la delgadez son cada vez
más importantes en la génesis
de los TCA. Es necesario realizar una pesquisa
precoz de conductas de riesgo con el fin de
intervenir en los adolescentes susceptibles
y en aquellos que padecen el trastorno.
OBJETIVO: Determinar la prevalencia de conductas de riesgo
para desarrollar trastornos del hábito
del comer en escolares de ambos sexos de enseñanza
media de dos colegios de comuna y estratos socioeconómicos
distintos de la región Metropolitana.
MATERIAL Y MÉTODO: Estudio descriptivo correlacional de una muestra
de 365 escolares de enseñanza media de
dos colegios de la región Metropolitana
(La Reina y Santiago). Se extrajeron datos del
cuestionario SCOFF, aplicado al 100% de los
alumnos asistentes ese día en cada establecimiento,
además se consignó el último
peso y talla, calculándose el IMC. Los
resultados fueron sometidos a procedimientos
estadísticos descriptivos y de asociación,
incluyendo relación de disparidad, prueba
exacta de Fisher, diferencia de proporciones,
chi cuadrado y Mann-Whitney, ocupando el programa
SPSS 11.5.
RESULTADOS: El 64.9% de los encuestados perteneció
a La Reina, 35.1% a Santiago Centro, edad promedio:
15.4 años, 57.5% son varones. El 63.8%
se ubica entre 1º y 2º medio. El IMC
promedio fue de 21. El 67.1% presentó
al menos una pregunta positiva. El 12.6% presenta
SCOFF positivo (>2 preguntas positivas),
de estos 74% son mujeres. El 2.5% presenta 4
preguntas positivas. El control sobre cuanto
comes y la alteración de la autopercepción
fueron las aseveraciones con mayor positividad.
El sexo femenino es el principal factor de riesgo
de prevalencia para TCA (OR 4.63, con diferencias
significativas entre ambos colegios). Pertenecer
a 1° y 2° medio constituyó factor
de riesgo de prevalencia para purga (OR 2.09).
El sexo femenino constituyó factor de
riesgo para control oral (OR 4.5) y alteración
de la autopercepción (OR 4.8), con mayor
prevalencia en el colegio de La Reina, siendo
las diferencias significativas entre ambos grupos.
El IMC no constituyó factor de riesgo
de prevalencia.
CONCLUSIÓN: Podemos afirmar que nuestros resultados se asemejan
a la literatura, haciendo la salvedad que este
estudio realiza detección de conductas
de riesgo para TCA y no realiza diagnóstico
del trastorno. El aporte de este estudio es
evidenciar la alta prevalencia de conductas
de riesgo, no sólo en población
femenina sino en varones, y a través
de diferentes estratos socioeconómicos,
las que pueden ser intervenidas en forma precoz
para disminuir el viraje a trastorno declarado
y las complicaciones asociadas a estos. |