Volumen 12 número 1 - Abril 2015
ISSN 0718-0918
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Editorial
Dra. Carmen Gloria Rostion Allel

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Nuestra nueva Sección: Educación Médica

La medicina y la enseñanza han estado unidas desde los albores de la humanidad, cuando las primeras civilizaciones y culturas humanas fundamentaban su conocimiento médico en cimientos supuestamente contrapuestos: práctica primitiva y pragmática, mediante hierbas y elementos de la naturaleza, unida a una postura mágico-religiosa que convocaba la ayuda y fuerza de los dioses para curar dolencias y enfermedades.

Entonces, como ahora, los chamanes, curanderos, brujos o como fuesen llamados los médicos, transmitían sus conocimientos a los discípulos destinados al oficio de curar.

En los últimos milenios, la medicina conoció el progreso y así continuó también la enseñanza de la misma. En el siglo XIX, desde la convicción de que las causas que provocaban la enfermedad eran una secuencia de eventos susceptibles de ser transformados o limitados en la medida de lo posible, los médicos franceses Bérard y Gubler se referían al rol de la medicina acuñando la célebre frase: «Curar pocas veces, aliviar a menudo, consolar siempre».

Ya en el siglo XX, el vertiginoso desarrollo científico y tecnológico, consolidó a la medicina como una disciplina definitivamente más resolutiva: la medicina basada en la evidencia científica amplia y rápidamente difundida gracias a la creciente globalidad de las comunicaciones.

Lo que no ha cambiado en milenios es que los médicos atienden y tratan a sus pacientes y, al mismo tiempo, continúan enseñando a las futuras generaciones de médicos cuyo aprendizaje se sostiene en la posibilidad de estar al lado de un experto, de un profesional… del médico, que sin mayor o ninguna capacitación pedagógica, es también el profesor.

La medicina y su enseñanza tiene miles de años, no obstante, la educación médica como disciplina es relativamente reciente. La primera sección de educación médica como tal, fue fundada a principios de los años 60 por George Miller en Búfalo, Nueva York. Poco después le siguieron otras facultades de medicina de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y, luego, otros países europeos.

En Latinoamérica, la educación médica como disciplina es comparativamente muchísimo más joven que en Norteamérica y Europa y su instalación dentro de nuestras comunidades académicas bastante más lenta de lo que debiese ser.

En 1999, se constituyó la Colaboración internacional BEME (acrónimo inglés de Best Evidence in Medical Education) que se define como la implementación en su práctica por parte de los profesores y entidades educativas de los métodos y enfoques educativos basados en la mejor evidencia disponible. Entre sus objetivos está el proporcionar revisiones sistemáticas en educación médica.

Dentro de Nuestra Comunidad Académica, hemos querido impulsar algunos aportes para avanzar hacia la profesionalización de la educación médica agregando a nuestra Revista una sección para la promoción y fomento de la comunicación e  investigación de diversos temas de educación médica.

Esperamos que esta iniciativa propicie el reconocimiento, desarrollo y progreso de esta disciplina al tiempo que favorezca también la investigación científica dentro del campo de la educación médica.

Dra. Carmen Gloria Rostion A.
Editora