Introducción 
              “Paciente de 8 años que consulta por dolor  testicular” 
              ¿Qué datos le interesaría investigar en la  anamnesis? 
               El único antecedente  que poseemos al iniciar el estudio de este paciente es la existencia de lo que  él y/o su madre refieren como un “dolor testicular”. El principal propósito de  la anamnesis es  dilucidar si corresponde  o no a un síndrome testicular agudo. Para esto, debemos averiguar las  características semiológicas del dolor. 
              1. Ubicación e irradiación 
               Es fundamental  constatar que el dolor efectivamente se origina en el testículo, ya que el  paciente bien podría estar catalogando como “dolor testicular” a un dolor  originado en estructuras cercanas, o bien a un dolor que se genera lejos de la  región testicular pero que se irradia a esta zona. A continuación, algunos  ejemplos de patologías que pudiesen llegar a ser catalogadas como “dolor  testicular” sin serlo realmente:  
              
                
                  - Hernia inguinal,  que posea un saco herniario completo, llegando así hasta el escroto, y que se  esté complicando por una estrangulación.
 
                  - Dolor inguinal  producto de adenopatías sensibles en la región, secundarias a procesos  neoplásicos o infecciones de la zona genito-anal o en  las extremidades inferiores.
 
                  - Patología  osteo-muscular  que produzca dolor en la región de la ingle, como una enfermedad de Perthes (necrosis avascular de la  cabeza del fémur en los niños) o, aunque de menor frecuencia en niños, una bursitis  ileopectinea (dolor inguinal con irradiación a la rodilla que limita el paso en  la marcha) 
 
                  - Cólico renal, que  se presenta típicamente como un dolor lumbar, irradiado hacia la cara anterior  del abdomen, en relación a la región inguinocrural.
 
                 
               
              Aún cuando confirmemos que el dolor se origina en el  testículo, no debemos olvidar investigar si éste se  irradia hacia la región inguinal, como puede presentarse en una hernia inguinal  o en la torsión testicular. En la torsión de la hidátide de Morgagni el dolor  es localizado sobre el polo superior del testículo, sin irradiación. En  general, una irradiación a otras regiones haría pensar en un diagnóstico  diferente al de testículo agudo, como podría ser una hernia inguinal o una  bursitis ileopectínea, donde el dolor se puede irradiar hacia la rodilla desde  la región inguinoescrotal.  
               Por todo esto, es fundamental precisar el sitio  exacto del dolor y su irradiación, preguntándole dirigidamente al menor: ¿Dónde  se localiza exactamente este dolor?, ¿Me podrías mostrar con el dedo?, etc. 
              2. Tipo o carácter 
               El testículo tiene tres tipos de  sensibilidad: somático, visceral y neuropático, por lo que se hace necesario  tratar de clasificar el tipo de dolor. Generalmente en la torsión de Hidátide  de Morgagni el dolor es de tipo exquisito, punzante en la mayoría de los  eventos que ocurren a este nivel. 
              3. Intensidad 
               Podemos pedirle al niño que trate de  cuantificar su dolor, ya sea mediante la asignación de una nota en una escala  numérica, o bien averiguando cómo repercute este dolor en sus actividades  cotidianas. A mayor dolor, mayor será la limitación funcional del niño.   
              4. Comienzo y evolución 
               Un dolor que se viene arrastrando desde  hace semanas o meses descartaría con alta certeza la posibilidad de un  testículo agudo, ya que en este caso el comienzo es brusco por definición. De  lo contrario, podríamos pensar en otros cuadros testiculares, como un tumor  expansivo o un hidrocele, por ejemplo. En cuanto a la evolución, el dolor puede  ir disminuyendo con el correr de las horas en la torsión testicular. Es  característico también de esta patología un inicio durante las primeras horas  de la mañana. En  epididimitis aguda y en torsión de la hidátide de Morgagni el dolor se inicia  con una intensidad leve y puede mantenerse o aumentar en el tiempo.  Especialmente característico de una epididimitis es aquel dolor testicular que  se desarrolla gradualmente en varias horas o incluso días. 
              5. Factores agravantes y atenuantes 
               Dolores que aumentan en la maniobra  de Valsalva orientan a una hernia inguinal. Un factor agravante del dolor en la  torsión de la hidátide de Morgagni es la palpación de la zona afectada. En  epididimitis aguda el dolor puede disminuir al elevarse el testículo. Un dolor  que cede con anti-inflamatorios no esteroidales nos sugiere la presencia de un  proceso inflamatorio. 
              6. Síntomas acompañantes 
               Además de ser fundamentales en el  diagnóstico de patologías de las vías urinarias (cólico renal, por ejemplo,  donde el cuadro será más florido y característico), los síntomas acompañantes  tienen especial relevancia en el diagnóstico diferencial de testículo agudo; en  la torsión de la hidátide de Morgagni se puede apreciar un aumento de volumen  indurado, doloroso a la palpación, de unos 2 - 3 milímetros de  diámetro sobre el polo superior del testículo, azulado. En la epididimitis  aguda hay síntomas urinarios (disuria, polaquiuria, examen de orina alterado).  En la torsión testicular, pueden asociarse síntomas neurovegetativos, como  sensación de desmayo, fiebre, náuseas y vómitos. 
              Después de haber indagado en estos  aspectos, la historia clínica que obtenemos del niño y su madre es la  siguiente: 
              Niño de 8  años, previamente sano. El dolor en el testículo derecho, de 10 horas de  evolución, comienza súbitamente en la noche previa, sin antecedente traumático.  Es de gran intensidad y ésta se mantiene constante, aunque cede parcialmente  con ibuprofeno. No hay irradiación. Sin problemas de micción, sin fiebre ni  vómitos. Refiere piel eritematosa y testículo con aumento de volumen.  Inapetencia. No tiene episodios previos similares. 
              ¿Con qué hipótesis diagnóstica enfrenta el examen físico? 
              El cuadro del niño calza con un síndrome  de testículo agudo. Es fundamental recordar que cuando nos encontramos frente a  un escroto agudo debemos pensar en una torsión testicular hasta que se  demuestre lo contrario. Esto se justifica por la relevancia de hacer un  oportuno y correcto diagnóstico y tratamiento, pues se podría llegar incluso a  la pérdida del testículo afectado de no mediar una solución quirúrgica precoz.  
              Por otra parte, si tomamos en cuenta la  epidemiología y las características del cuadro clínico descrito, tendríamos que  pensar en la torsión de la hidátide de Morgagni, que dentro del escroto agudo,  corresponde a la entidad más frecuente en menores de 14 años. En un tercer  lugar de importancia se encontraría la posibilidad de una epididimitis aguda,  debido a la baja incidencia en este grupo etario.  
              
              Teniendo claras estas  consideraciones, en el examen físico nos preocuparemos de inspeccionar y palpar  cuidadosamente la bolsa escrotal,  ya que existen ciertos signos altamente sugerentes de uno u otro de estos tres  diagnósticos diferenciales.  
              En la  inspección, la hinchazón se presenta en los tres casos, de modo que es un signo  muy sensible pero de bajísima especificidad. Lo mismo ocurre con el eritema. 
              Pudiésemos  ver una elevación del testículo con el escroto en el caso de la torsión  testicular. En la epididimitis, el área inflamada presenta aumento local de  temperatura y se encuentra dura al tacto. Cuando tenemos una torsión de la Hidátide de Morgagni, en  la exploración es posible apreciar, en ocasiones, un punto azulado móvil en el  interior del escroto, que se ve mejor con transiluminación y que es doloroso a la palpación. Es un signo  que se describe como patognomónico, sin embargo no siempre está presente. 
              Los  síntomas de una torsión testicular y una epididimitis también pueden ser muy  similares, por lo que una manera de diferenciarlos es sujetando el testículo  afectado con el paciente de pie; en el caso de una torsión, el testículo  probablemente duela más que con la epididimitis. Algunos  autores dicen que este es un signo muy inespecífico. 
              En este  paciente, la exploración física arroja los siguientes resultados: 
              Aumento de volumen testicular blando, acompañado  de enrojecimiento y aumento de temperatura local. A la palpación, se aprecia  dolor en el polo superior. A la transiluminación, se muestra una lesión puntual  bajo la piel del escroto.  
              ¿Cuál es su diagnóstico? 
              En base a la anamnesis y el examen  físico, lo más probable es que se trate de una torsión de la Hidátide de  Morgagni, ya que se aprecia dolor y aumento de volumen circunscrito al polo  superior del testículo, además de una lesión negro azulada puntual a este  nivel, lo que se corresponde con las características de esta patología,  anteriormente señaladas.  
              ¿Qué conducta toma? 
              De tener absoluta certeza de que este  dolor testicular efectivamente se trata de una torsión de la Hidátide de Morgagni y no  de otra causa de testículo agudo, el tratamiento es sintomático. Ante la menor  duda de que exista la posibilidad de una torsión testicular, hay que hacer una  exploración quirúrgica para descartarla.  
              Con respecto a nuestra  conducta, no existe necesidad de intervención quirúrgica, a menos que se  tratara de un cuadro que se repita en el tiempo y que provoque molestias  importantes en el paciente (lo que no se da en este caso). En definitiva,  nuestra conducta sería indicar reposo y analgesia con AINEs.  
              
              ¿Cuál es su diagnóstico post-operatorio? 
              Aún  cuando no se justificaba una intervención en pabellón en este paciente (a menos  que exista duda diagnóstica), de haberse efectuado una exploración quirúrgica,  ésta solamente hubiese confirmado que se trataba de una Torsión de la Hidátide de Morgagni, ya  que el cirujano vería que el resto del testículo está indemne y solamente se  encontraría afectado el apéndice en cuestión, tal como se aprecia en la figura  2.  
              Algunas consideraciones más con respecto al caso  clínico 
              A grandes rasgos,  cada vez que nos enfrentamos a un paciente con síndrome escrotal agudo, debemos  diferenciar entre las tres causas más comunes de esta sintomatología a fin de  escoger el tratamiento adecuado en el momento oportuno (torsión  de hidátide de Morgagni, epididimitis y torsión testicular). De este modo, tenemos un algoritmo (Figura 3). 
                
              Torsión de Hidátide de Morgagni 
              La hidátide de Morgagni es uno de los apéndices  testiculares, resto embriológico del  conducto de Müller. No es el único apéndice interescrotal, pero sí es el más  comúnmente afectado. Este pequeño apéndice está localizado hacia el polo  anterior del testículo, el cual por tener receptores hormonales sufre cambios  durante la infancia tardía y la adolescencia. A esta edad aumenta  considerablemente el tamaño la hidátide, condicionando una desproporción entre  la masa del apéndice y el pedículo que lo fija al polo testicular anterior.  Esta desproporción puede llevar a que el apéndice gire sobre sí mismo y ocurra  una necrosis hemorrágica.  
              Referencias 
              
                - Barloon T., Weissman A., Kahn D.: Diagnostic imaging of patients with  acute scrotal pain. Am Fam Physician 1996 Apr; 53(5): 1734-50
 
                - Eizaguirre I., Martínez V., Boix-Ochoa J. Torsion of Morgagni hydatid in children. An  Esp Pediatr. 1981 Mar; 14(3): 156-9.
 
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                - Fisher R., Walker J. The acute paediatric scrotum. Br J Hosp Med 1994  Mar 16-Apr 5; 51(6): 290-2
 
                - Mathiassen P.  Torsion of the  hydatid of Morgagni  Ugeskr Laeger. 1965  Apr 22; 127(16): 540-1
 
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