Introducción 
              
               La leucemia linfoblástica aguda (LLA) es  considerada el cáncer más frecuente en la niñez, correspondiendo a 32-35% del  total de neoplasias, con una incidencia anual de 2,5 a 3 casos por cada  100.000 niños menores de 15 años (1). En nuestro país esta cifra equivale a  100-120 casos nuevos al año. La distribución por edad muestra un punto cumbre  en la edad preescolar, con una frecuencia similar entre ambos sexos, levemente  mayor en hombres.  
               En los últimos 20  años se han logrado importantes avances en el diagnóstico y tratamiento de  estos pacientes, llegando la sobrevida libre de eventos (SLE) a más de 70%  (2-3).  
               La LLA se puede  presentar clínicamente como con síntomas y signos ya sea  agudos o insidiosos que reflejan anemia,  neutropenia y trombocitopenia subyacentes secundarias a la invasión medular y  de otros tejidos, entre los que es muy  infrecuente el testicular. En Chile se realizó un estudio con 100 pacientes y  en ninguno se encontró aumento testicular al momento del diagnóstico. En  cambio, se encontraron adenopatías, aumento de volumen en articulaciones, mama,  glándula salival, entre otros (4).  
              Diagnóstico  diferencial de aumento de volumen testicular 
              El aumento de volumen escrotal en el paciente  pediátrico incluye una larga lista de diagnósticos posibles (Tabla 1). Hay dos  patrones básicos de aumento de volumen escrotal. El primer patrón corresponde a  un aumento gradual de volumen escrotal, no asociado a dolor, molestias,  inflamación, fiebre ni injuria local. Este inicio paulatino nos permite  descartar procesos agudos testiculares y orientarnos a patologías anatómicas  como hidrocele, hernias o varicocele o procesos neoplásicos tales como linfoma,  leucemia o tumores testiculares. Hernias e hidrocele son frecuentes de  observar. Adecuada anamnesis y examen físico nos orientan en un 80% al
                diagnóstico.  Excepcionalmente se han reportados casos de presentación de leucemia  linfoblástica aguda manifestada por aumento de volumen escrotal. Cualquier  paciente con aumento de volumen testicular doloroso no asociado a inflamación,  trauma o infección debe ser evaluado con una radiografía de tórax para  identificar la presencia de una masa mediastínica o lesiones en el parénquima  pulmonar.  
              El segundo  patrón de presentación corresponde a un aumento repentino de volumen escrotal,  generalmente asociado a dolor agudo que hace que el paciente se rehúse a ser  tocado, junto a signos inflamatorios tales como calor local y eritema. Puede  estar acompañado de otros síntomas como vómitos, fiebre, disuria, poliaquiuria  o tenesmo. Esto puede deberse a:  
              
                
                  
                    - Origen vascular por una torsión testicular,  torsión de la hidátide de Morgagni o una hernia inguinal atascada.
 
                    - Origen inflamatorio como una epididimitis u  orquiepididimitis aguda y edema escrotal idiomático.
 
                    - Origen traumático
 
                    - Tumores, hidrocele, hematocele, púrpura de  Schönlein-Henoch. 
 
                   
                 
               
              Las causas  más frecuentes son la torsión de hidátide de Morgagni, la epididimitis y la  torsión testicular. La diferencia clínica entre estos cuadros es muy difícil y  cualquier examen complementario que demore el tratamiento más de 6 horas de  iniciado el cuadro clínico puede determinar un daño irreversible. Luego, si no  se puede descartar el compromiso vascular con la clínica o con la ecotomografía  testicular doppler color se debe intervenir inmediatamente.  
               La torsión  testicular puede presentarse a cualquier edad, siendo más frecuente en la vida  intrauterina y la pubertad (torsión intravaginal) entre los 8 y los 18 años.  
              La torsión de hidátide de Morgagni u otro resto  embrionario derivado de los conductos de Müller, son la causa más frecuente de  testículo agudo en menores de 14 años. Se presenta como dolor testicular  localizado en el polo superior asociado a una masa redondeada de 2 a 3 mm., azulada, visible a  trasluz. El diagnóstico es fácil en las primeras horas antes que el escroto tenga  edema, haciendo imposible diferenciarlo de una torsión testicular. Ante la  sospecha, la ecotomografía testicular con doppler color permite certificar un  flujo sanguíneo testicular normal. Si existe la certeza se puede esperar la  resolución espontánea, pero ante la duda, la exploración quirúrgica de urgencia  es obligatoria. La epididimitis aguda es menos frecuente y de curso lento; se  presenta con dolor, enrojecimiento y aumento de volumen del epidídimo. Puede  extenderse al testículo, al escroto y tejidos vecinos. Se asocia a fiebre, síntomas  generales o urinarios. Puede ser secundario a una infección urinaria  especialmente en niños con malformaciones del tracto urinario, instrumentación  uretral, reflujo uretro-vesículo-deferencial o con una implantación ureteral  ectópica en la vía espermática. La ecotomografía testicular doppler color  permite ver aumento del flujo sanguíneo en el testículo y el epidídimo. Siempre  en caso de duda se justifica la exploración quirúrgica.  
              Recurrencia  testicular en LLA 
              Previo a los años 60,  el compromiso testicular en la LLA  era bastante excepcional. Sin embargo, se ha observado un aumento en el  porcentaje de recurrencia testicular. Los reportes indican una frecuencia de  ésta de entre 0.9-8.8% (5). Por lo tanto, han  aparecido nuevos problemas e interrogantes, poniendo en discusión la leucemia  testicular. Numerosas investigaciones han aportado evidencia respecto al rol  del sistema nervioso central y los testículos como lugares santuarios, en los  cuales las células leucémicas se encuentran a salvo de los agentes quimioterápicos,  y desde los cuales pueden volver a infiltrar la médula ósea. Sin embargo,  estudios recientes utilizando reacciones de cadena de polimerasa (PCR) para  identificar las secuencias específicas de la leucemia han demostrado que las  células malignas pueden estar presentes en la médula ósea al momento de la  recurrencia extramedular, aunque a la microscopia se observe remisión medular  de la enfermedad.  
               Además, en observaciones clínicas se ha visto que niños con  recurrencia testicular tratados en forma local con radioterapia desarrollan  recurrencia medular dentro de los siguientes meses, y pacientes con leucemia  testicular aislada mostraban metástasis a los linfonodos abdominales. 
               Respecto al  diagnóstico de laboratorio, se ha demostrado que la técnica de detección por  PCR es más sensible y específica que la histología tradicional para detectar la  infiltración testicular. 
               En la biopsia  testicular se ha observado que la infiltración se produce en el intersticio y  no en los túbulos. El metotrexato penetra el intersticio alcanzando buenas  concentraciones, por lo cual los pacientes con recurrencia testicular pueden  ser tratados con altas dosis de metotrexato sin radioterapia, a fin de  preservar la función endocrina testicular y la espermatogénesis (6). 
               Estos datos  indicarían que la leucemia testicular sería parte de la enfermedad sistémica,  poniendo en duda el rol de santuario de los testículos, por lo que sería  necesario repetir el tratamiento sistémico de la leucemia frente a la  manifestación testicular (7-8). 
              Datos claves (9)  
              
                
                  - La recaída  testicular es una causa importante de falla de    tratamiento de la LLA pediátrica.
 
                  - La sobrevida de un  paciente con  recaída testicular tratada  en forma adecuada es de 82% a seis años.
 
                  - Los pacientes que presentan  una recaída testicular durante el tratamiento de la LLA tienen mal pronóstico.
 
                  - Es crucial el  seguimiento de estos pacientes a largo plazo, a fin de detectar precozmente la  recaída testicular.
 
                 
               
              Por último, se debe destacar que el pronóstico  depende, en gran parte, del tiempo que ha transcurrido desde el término de la  quimioterapia a la presentación de la recurrencia. Así,  si ésta se presenta durante el tratamiento el pronóstico es malo.  
              Referencias 
              
                - Young Y., Miller R Incidence of malignant tumours in U.S. children. J Pediatr 1975; 86:  254-258. 
 
                - Reiter A., Schrappe M. Chemotherapy in 998  unselected childhood acute lymphoblastic leukemia patients. Results and  conclusions of the multicenter trial ALL-BFM 86. Blood 1994; 84: 3122-3133.
 
                - Schorin M., Blattner S., Gelber R., et al. Treatment of childhood acute lymphoblastic leukemia: Results of Dana  Farber Cancer Institute/Children s Hospital acute lymphoblastic leukemia  consortium protocol 85-01. J Clin Oncol 1994; 12: 740-747.
 
                - Campbell  M., Ferreiro M., Tordecilla J. et al. Leucemia linfoblástica aguda.  Características al diagnóstico en 100 niños. Rev. Chil. Pediatr. 1999; 70(4): 288-293.   SSN  0370-4106. [Citado 14 Abril 2006] Disponible en Internet:  http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0370-41061999000400004&lng=es&nrm=iso&tlng=es
 
                - Schorin M., Blattner S., Gelber R., Tarbell N., Donelly M., Dalton V. et  al. Treatment of childhood acute lymphoblastic leukaemia: results of  Dana-Farber Cancer Institute Children’s Hospital acute lymphoblastic leukaemia  consortium protocol 85-01. J Clin Oncol 1994; 12: 740–7.
 
                - Kayay H. Testicular infiltration in acute lymphoblastic leukaemia. Br J  Haematol 1993; 53: 537-42.
 
                - Riccardi R., Vigersly R., Barnes S., Bleyer W., Poplack D. Methotrexate  levels in the interstitial space and seminiferous tubule of the rat testis.  Cancer Res 1982; 42: 1617-9.
 
                - Forest J., Turner T., Howards S. Cyclophosphamide and blood testis  barrier. Surg Forum 1979; 30: 552-3.
 
                - Quaranta B., Halperin E., Kurtzberg J., Clough  R., Martin P. The Incidence of Testicular Recurrence in Boys with Acute  Leukemia Treated with Total Body and Testicular Irradiation and Stem Cell  Transplantation Cancer 2004; 101: 845-850.
 
                |