Introducción 
              En la  consulta pediátrica, la realización de un buen examen físico, que incluya la  palpación exhaustiva del abdomen, es fundamental debido a que numerosos tumores  son asintomáticos en sus etapas iniciales. Cualquier masa palpada en el abdomen  debe considerarse maligna hasta que se demuestre lo contrario, por lo tanto, el  médico debe referir al paciente lo más pronto posible. 
               Anualmente  se diagnostican en Chile 70 a  80 casos nuevos de cáncer en niños menores de 15 años; de éstos el 50%  corresponde a tumores sólidos, ubicándose 20% del total en el abdomen (1). Los  tumores que se presentan con mayor frecuencia en abdomen son el nefroblastoma o  tumor de Wilms, el linfoma tipo Burkitt, el neuroblastoma, los tumores  germinales de ovario y los teratomas. 
              El  teratoma es considerado un tumor benigno de células germinales. Se clasifica  según el grado de diferenciación de las células que lo forman. El teratoma  maduro está compuesto por elementos ectodérmicos, mesodérmicos y endodérmicos  completamente diferenciados. Un teratoma inmaduro se compone de formas  celulares primitivas de las capas germinativas. Algunas de estas formas podrían  tener una diferenciación carcinomatosa, la cual es una forma más maligna,  llamada Teratocarcinoma (2). 
              Caso Clínico  
               Se presenta a la Unidad de Emergencia del  Hospital Roberto del Río un lactante de un año y dos meses que es traído por la  madre, quien refiere que el niño presenta hace dos días un aumento de volumen  abdominal, de comienzo súbito y sin síntomas agregados. En la anamnesis  dirigida no describe ninguna otra sintomatología. Al examen físico, el niño se  encuentra en buen estado general, y a la inspección se observa aumento de  volumen abdominal en hipocondrio   derecho, el cual se palpa como una masa no dolorosa, de consistencia  dura, de 10 cm.  de diámetro en hipocondrio y flanco derecho (figura 1). No tiene esplenomegalia  ni otras alteraciones al examen físico.  
              Se decide comenzar  estudio de imágenes con una tomografía axial computarizada (TAC) de abdomen, la  cual muestra un tumor de aproximadamente 14 cm. de diámetro,  que se aprecia de una densidad heterogénea,  de bordes netos, intraperitoneal pero no se puede identificar órgano de origen  (figura 2).  
              No se llega a un  diagnóstico definitivo con la   TAC. Se decide realizar una laparotomía exploradora. Se  encuentra tumor bien definido de 14   cm. de diámetro, capsulado, no adherido,  intraperitoneal, de fácil extirpación (figura 3). 
              En el  diagnóstico anatomopatológico se informa Teratoma Maduro (figura 4). El  paciente evoluciona en forma favorable, actualmente en control en la Unidad de  Oncología.  
              
              Discusión 
              Diagnóstico Diferencial de Masa Abdominal  
              Frente al  hallazgo de una masa abdominal el médico debe tener presente las patologías más  frecuentes y de mayor importancia que puede encontrar según edad, sexo,  localización y presencia o ausencia de signos y síntomas relacionad. Si bien la derivación al  especialista es obligatoria, es necesario lograr un diagnóstico precoz con el  fin de que el manejo de la patología sea lo más adecuado posible.  
               Los  tumores malignos en la edad pediátrica, en general, tienen una alta velocidad  de crecimiento, a diferencia de los adultos (1) por lo que no es infrecuente  que consulten por un rápido aumento de volumen en poco tiempo. Los tumores  abdominales pueden ser intraperitoneales o retroperitoneales. Dentro de estos  últimos los teratomas representan el 80% del total (3). 
              Al enfrentar toda consulta de morbilidad hay que  realizar una exhaustiva anamnesis, considerando que por lo general esta  patología se presenta en forma asintomática o como hallazgo de los padres  durante el baño (32%)  o hallazgo en  exámenes de imágenes. Se debe interrogar dirigidamente por antecedentes de  traumatismos, tiempo de evolución, alteraciones del hábito miccional y defecatorio,  presencia de hematuria, melena, vómitos, naúseas y variaciones en el peso.  Las formas de presentación más frecuentes son  dolor (40%) y distensión abdominal (32 %) (1)  
              Al examen  físico debemos identificar las características de la masa, consistencia,  tamaño, forma, adherencia, movilidad, sensibilidad, etc. Es importante  correlacionar los hallazgos con las estructuras anatómicas vecinas. Se debe  tener en cuenta que más de la mitad de las masas abdominales son debidas a  aumento de volumen de las vísceras que no requieren cirugía (5). 
              Una forma  de ordenar los posibles diagnósticos es según los cuadrantes del abdomen: 
              
                
                  - Cuadrante  superior derecho: hepatoblatoma, hidrops vesicular, quistes hepáticos y del  colédoco, hamartomas. tumor de Wilms.
 
                  - Cuadrante  superior izquierdo: patología de bazo y páncreas, tumor de Wilms.
 
                  - Cuadrante  inferior izquierdo: tumores ováricos, fecaloma. 
 
                  - Cuadrante  inferior derecho: patología intestinal (plastrón apendicular). Se  compromete  con mayor frecuencia  que el izquierdo.  
 
                 
               
              Otros signos al examen  físico son: dolor, compromiso del estado general, vómitos, fiebre, baja de  peso, hipertensión arterial, constipación, sudoración, ictericia, hemorragia  genital y virilización.  
              Imagenología: la  ecografía es particularmente útil en la detección, localización y  caracterización de una masa, tanto en abdomen como pelvis y retroperitoneo,  mostrando alta correlación con los hallazgos quirúrgicos. La radiografía simple  de abdomen es efectiva para valorar una posible obstrucción, descartar fecaloma  y localizar calcificaciones (sugerentes de neuroblastoma). La pielografía  intravenosa es un examen muy útil en tumores renales pero actualmente es menos  usado. La tomografía axial computarizada (TAC), tiene un alto rendimiento para  localizar el tumor, el órgano de origen, y detecta muy bien su extensión y  áreas de necrosis. Frente a la sospecha de tumor abdominal el examen de  elección es la ecografía abdominal pues en nuestro medio es más accesible por  su menor costo y porque utiliza ultrasonido en vez de radiación. La TAC debe  hacerse en casos seleccionados, para realizar etapificación o para planificar  la cirugía. 
              La edad del paciente es  una excelente herramienta para clasificar los diagnósticos diferenciales de  tumor abdominal. (Tabla 1) 
                
              Tumores  pediátricos malignos 
              En general  corresponden a una causa cada vez más importante de morbimortalidad pediátrica,  por lo que nuestra obligación tener nociones claras de los tumores sólidos  malignos más frecuentes para poder orientar de la mejor manera a los padres en  los pasos a seguir. 
              El  diagnóstico por ecografía de una lesión tumoral sólida en riñón, suprarrenales,  retroperitoneo, hígado, ovario o mesenterio debe ser siempre catalogado como  una urgencia y llegar a un diagnóstico histológico adecuado, siempre con la  convicción de que "se trata de una patología tumoral maligna hasta que se  demuestre lo contrario". El enfrentamiento de cada uno de los tumores ya  mencionados va en relación a la ubicación y grado de compromiso. Además, cada  día tiene mayor relevancia el estudio de biología molecular de cada tumor que,  en algunos casos, nos permite definir claramente la evolución con respecto a un  determinado tratamiento y tomando medidas más agresivas sólo con aquellos que  lo requieran (6). 
              Teratomas  abdominales 
              Los  teratomas son tumores de células germinales totipotenciales que han desviado su  migración tisular, por lo que se localizan ectópicamente en tejidos extraños  durante el cierre de las capas germinativas. Estos tumores se desarrollan  presumiblemente durante la tercera semana de gestación (7), poseen  diferenciación independiente y un potencial de crecimiento que podría traer  complicaciones tales como efecto de masa, comportamiento maligno, metástasis,  disfunción de órganos y secreción de enzimas u hormonas como insulina, hormona  del crecimiento, andrógenos, prolactina y vasopresina. 
              Histológicamente  existen tres tipos de teratoma que se diferencian en el grado de maduración de  las células: 
              
                
                  - Teratoma maduro: se compone de células  totalmente diferenciadas como por ejemplo hueso, músculo, cartílago, epitelio o  cerebro.
 
                  - Teratoma inmaduro: compuesto por células  primitivas, las que tienen mayor riesgo de malignización que las formas  maduras.
 
                  - Teratocarcinoma: formado por componentes  carcinomatosos los que  han desarrollado  un comportamiento más invasor y que tiene peor pronóstico (2).
 
                 
               
              Los  teratomas se localizan frecuentemente en la región sacrococcígea, seguido por  ovarios y testículos, siendo otros sitios de presentación inusuales, teniendo  mayor incidencia en el sexo femenino (3). 
               Aún cuando  el diagnóstico de teratoma se realiza cuando éste se encuentra en estado  avanzado, se presentan clínicamente con ausencia de síntomas obstructivos, a  pesar del gran tamaño de tumor. Estudios comunican que los niños que fueron  sometidos a resección primaria del tumor tenían masa abdominal palpable o  síntomas tempranos como pubertad precoz y debilidad de extremidades inferiores  (4). 
              El  tratamiento de elección es la extirpación  quirúrgica. Ésta debe ser efectuada con extrema precaución, según el tamaño del  tumor, la relación  con estructuras  vecinas y su adhesión a los tejidos circundantes, para evitar complicaciones  operatorias y postoperatorias. En  los  casos en que no se puede operar por el tamaño del tumor, la quimioterapia se  vuelve imprescindible para disminuir el tamaño de la masa con el objetivo de  lograr posteriormente la resección quirúrgica (4). La literatura confirma el  excelente pronóstico en recién nacidos y lactantes en este tipo de tumores. 
              Conclusiones 
              Ante el hallazgo de cualquier masa abdominal es preciso determinar cuanto  antes su etiología, debido a que, dentro de la diversidad de patologías que  pueden originarla, podemos encontrar tanto tumores benignos (como el teratoma maduro)  como malignos (tumor de Wilms, neuroblastoma). 
              El manejo precoz de toda patología tumoral (benigna o maligna) es  trascendental, debido a que el pronóstico en la edad pediátrica suele ser  favorable si se actúa en forma oportuna. 
              Referencias 
              
                - Campbell  M.,  Ferreiro M., Bronda  A. et al. Tumores abdominales malignos en la infancia. Orientación  diagnóstica.  Rev. chil. pediatr., 1999; 70:  464-469.  [Citado 2 abril 2006]  Disponible en Internet:  http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0370-41061999000600003&lng=es&nrm=iso&tlng=es
 
                - Colpan M., Unlu A., Erden E., Kanpolat Y. Multilocated mature teratoma:  a case report and review of the literature. Acta Neurochir (Wien). 2004; 146:  1145-50.
 
                - De Backer A., Madern G., Hazebroek F. Retroperitoneal germ cell tumors.  A clinical study of 12 patients. Journal of Pediatric Surgery, 2005; 40:  1475–1481.
 
                - Billmire D., Vinocur C, Rescorla F., Colombani P., Cushing B., Hawkins  E., Davis M., London W.B., Lauer S., and Giller R. Malignant Retroperitoneal  and Abdominal Germ Cell Tumors: An Intergroup Study. Journal of Pediatric  Surgery, 2003; 38: 315-318.
 
                - Rostión C. Cirugía Pediátrica. Mediterráneo,  Santiago, 2001. Capitulo 15: Cirugía Digestiva, pag. 212-215
 
                - Herrera J. Masas abdominales en el niño. Rev.  chil. pediatr., 2001; 72: 58-61. [Citado 2 abril 2006]  Disponible en Internet:    http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0370-41062001000100011&lng=es&nrm=iso&tlng=es
 
                - Gobel U., Schneider D., Calaminus G., Haas R.,  Schmidt P., Harms D. Germ-cell tumors in childhood and adolescence. GPOH MAKEI  and the MAHO study groups. Ann. Oncol. 2000; 11:263-71.
 
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